Esa fe autentica que nos llena el alma de paz. regocijo que tanto en los buenos como en los malos momentos nos hace sentir nosotros mismos, que valoramos cada momento de la vida, no tenemos miedo porque nos sentimos acompañados, tenemos que defenderla cuando incluso somos atacados por los incrédulos.
Esa fe, tan mal entendida, por los que se ganan la vida a través de manipularla, de utilizarla a su favor, siglo tras siglo, no es importante plegarias ni rezos simplemente el contacto directo con tu creencia, el privilegio de vivirla para ti.
Estos ritos, como los que estamos viviendo esta semana, pone en evidencia a mucha gente, verdaderamente ¿lo siento?, o ¿lo finjo? dentro se haya la respuesta, no te engañes, se autentica, empieza a valorar, lo que haces, como te comportas, no solo en esta semana, sino en el resto de tu vida.