miércoles, 5 de junio de 2013

Marta ( EL EXILIO)


EL EXILIO

 

Su  fecha de nacimiento nunca se supo, pero si que cuando ocurrió la guerra civil,  ya estaba casada y tenía un  hijo.

Nacida en Málaga, en el seno de una familia acomodada cuyos ascendientes pertenecieron a la nobleza y poseían títulos nobiliarios que lo acreditaban.

De niña sus tíos se hicieron cargo de su educación, alojándose en un medio palacete en el barrio de Gibralfaro en una zona residencial de Málaga.

Su educación fue exquisita, ya que por aquellos años, las señoritas eran acogidas, en régimen de internado, para acceder a tener una buena preparación, en colegios de religiosas, donde se impartían académicamente, por un profesorado muy bien preparado, tanto en idiomas como en humanidades, saliendo de dichas aulas preparadas para entrar en sociedad.

El casamiento fue con un abogado prometedor, joven pero bien valorado por sus calificaciones y relaciones,

La belleza y el encanto que su presencia irradiaba, le habría siempre puertas hacia su nueva vida y no encontró resistencia alguna para acomodarse a su nueva situación.

Pronto llegó un hijo y la dicha fue de nuevo su aliada. Pero no pasaron  dos años cuando un desgraciado accidente, llenó de fatalidad lo que hasta entonces había sido dicha.

En casa de sus cuñadas cayó su hijo de la mesa y el golpe le dejó sumido en una paraplejia total, contaba con tan solo dos años.

Marta se hizo cargo de su hijo, que durante 13 años mas vivió, inválido, de cuerpo y mente.

Todo se desarrolló muy rápidamente, la guerra lo arroyó todo, mataron a su marido, se vio totalmente desvalida y tuvo que marcharse a Barcelona.

Allí murió su hijo. Sola ante tanta desgracia, acorralada por sus ideas liberales, perseguida por el régimen que amenazaba con detenerla.

No pudo hacer otra cosa que buscar ayuda  para poder  huir de España y refugiarse en Francia, atravesó la frontera por Perpiñán, con riesgo de su propia vida, y dejando cuanto de recuerdos tenía detrás.

Una vez en Paris, tuvo que contactar con personas que como ella, una emigrante en el exilio, sin recursos, necesitaba ayuda.

Prontamente tuvo respuestas y se embarcó con rumbo a Chile entre centenares de compatriotas en la misma situación.

No pasó desapercibida, ya que su don de gente, enseguida tuvo eco entre los que la acompañaban.

Explícitamente ayudaba en cuanto en sus manos estaba, sus conocimientos, los ponía siempre al servicio de los demás, ganándose el respeto y el merecimiento que necesitaba.

Allí conoció a su nueva pareja, Rafael, que juntos pasarían el resto de su vida,

En Valparaíso vivieron juntos dos años, en los cuales trabajaron en diferentes ocupaciones, hasta que una nueva situación en España, les hizo trasladarse nuevamente a Paris.

El cambio de las leyes españolas acogiendo a los exiliados de la guerra, les impulsó a volver. Sin nada en los bolsillos, nuevamente a Málaga, viejos ya .

Un sinfín de españoles acudieron a la llamada, se encontraron con una situación terrible de desamparo,  pero en casa.

Poco tiempo después,  moría dejando un sinfín de amigos, la estela que dejó  a lo largo del camino, perdura en el tiempo de quienes tuvieron la dicha de conocerla.

                                                          

                                   CONCHI JIMENEZ, DICIEMBRE 2012.

 

 

 

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